miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ese maldito olor a tabaco que siempre odié.

Habías dejado las medias rotas encima de la cama, el olor a tabaco inundaba toda la estancia y yo no podía hacer otra cosa que mirar al techo . Nuestra relación había sido una feria , con sus norias , payasos y lonas rotas .
Ahora no quedaba nada . Quizá algo de saliva en mis labios , algún trozo de uña en la pared que arañas siempre que entro en ti . Ahora tenía el corazón abierto de par en par , como la puerta de la calle , el viento congelaba la sangre , apenas latía .
Se había terminado , seguía repitiendome a mí mismo .
De pronto recordé porque estaba tirado en el suelo con cristales rotos en la mano y la alfombra llena de sangre . Habías sido tú con tu manía de tirarlo todo cuando te enfadabas , cuando la vida no era como tú planeabas.
Ahora solo me quedaba lanzarme sobre esos cristales  y dejar que me llevara el viento . Con el corazón abierto de par en par y ese maldito olor a tabaco que siempre odié .


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